El Papel de las Comadronas de Almolonga/The Role of Midwives in Almolonga

por Ramona Elizabeth Pérez Romero

(English translation below. For additional posts in this series, visit: "Migration and Belonging.")

En el municipio de Almolonga, las comadronas contribuyen una habilidad especializada para la comunidad—de salvar vidas. La población reconoce que ellas son portadoras de grandes sabidurías ancestrales, que trasladan de generación a generación.  Mantienen una relación integral con individuales, desde el vientre de una madre. Aunque para ser reconocidas, hayan pasado por otras luchas para contrarrestar discriminación por las autoridades médicas y por el personal en hospitales departamentales en el apoyo de sus pacientes.

Oficina de comadrona, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Oficina de comadrona, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Durante mi participación en una investigación comunitaria en Almolonga, yo entreviste Maria Isabel, una comadrona de 86 años. Ella compartió que esta misión de comadronas la traen desde el nacimiento: “Cuando yo empecé a trabajar, yo me enfermaba mucho, pero fui a consultar a un anciano y me dijo que yo sería comadrona. Que solo mejoraría si realizaba mi destino.  Mi primer parto fue en Panajachel hace más que 50 años...Yo no sé escribir ni leer, pero gracias a Dios porque ni uno [de los bebés] se me ha muerto” (Entrevista personal, 4 de Junio 2016).

Para la población, las comadronas cumplen un papel importantísimo.  Ellas son consultadas a orientar en los temas de métodos de planificación familiar, diagnosticar y proveer tratamiento de enfermedades, cuidar las mujeres con tratamientos y cuidado prenatales, y atender mujeres en parto y postparto. También, son consultadas para varias temas sociales y culturales.  Además, son un recurso valioso porque conocen el contexto y los recursos con los que se cuenta en el municipio. “Entienden el idioma de la localidad, la cultura y las necesidades de las mujeres; no miden riesgos ni tienen límites para llegar al lugar donde deben atender la labor de parto, por ello son muy queridas y respetadas en las comunidades” (Pacay 2012).

Las comadronas se comunican en k’iche’, el idioma principal de las mujeres y jóvenes en Almolonga; es importante porque la comunicación en un mismo código produce confianza y facilita que se busque una solución a los problemas dimensionados.  Según las comadronas, las jóvenes son las que más frecuentemente buscar su apoyo, ya que tienen preguntas y buscar consejo, a veces con miedo o vergüenza a pedir a sus padres. Ellas explicaban que los adolescentes están en la etapa de la juventud en donde buscan ser escuchados por otras personas y cuando a veces no encuentran ese nivel de confianza en el hogar o con los padres. Ellas y ellos las buscan para contarles sus problemas y buscar respuestas a sus dudas con su salud. Una comadrona de 40 años reflejaba: “Esto me hace sentir satisfecha porque con esta labor me siento útil para mi municipio, en apoyar a la población joven en sus derechos sexuales y reproductivos.”

Centro de Salud, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Centro de Salud, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

El director del Centro de Salud en Almolonga explicó que hace cuatro años atrás, ninguna mujer visitaba el centro de salud para su control de embarazo.  Ahora sí porque del papel de las comadronas en aconsejarlas para su cuido, y ahora el Centro de Salud ha tenido resultados más positivos. Las comadronas de la municipalidad mantienen que su relación con el Centro de Salud está cambiando.

Antes, las comadronas sirvieron a sus comunidades sin regulación estatal. Sin embargo, en el 2010, la Ley de Maternidad Saludable estableció una relación formal y regulatoria entre las comadronas y el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. “Los proveedores comunitarios y tradicionales brindarán los servicios de maternidad en el primer nivel de atención, aplicando normas y protocolos establecidos… En el caso de las comadronas, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social deberá formular coordinadamente para establecer un programa para la formación de comadronas capacitadas y certificadas a nivel técnico” (Pacay 2012).

Regresando del mercado, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Regresando del mercado, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

A pesar de las mejores intenciones, habría que ver si se está cumpliendo con estas leyes sin consecuencias adversas y exclusiones de comadronas.  Uno de los objetivos específicos de la Política Nacional de Comadronas (Acuerdo Gubernativo 102-2015) es: “Fortalecer la participación activa de las comadronas en concordancia con el Sistema de salud como una de las formas fundamentales de reconocimiento del derecho al ejercicio de sus prácticas ancestrales y medicina tradicional” (Política Nacional de Comadronas 2015-2025). En práctica, las comadronas de Almolonga realizan reuniones una vez al mes, manejan un carnet emitido por el Ministerio de Salud y documentan los nacimientos que atienden.

Con el cambio a una política de regulación, hay comadronas, particularmente las que son de mayor edad, que de repente no son autorizadas por el estado a practicar su vocación. Maria Isabel, la comadrona de 86 años tiene más que 60 años de experiencia, no ha recibido un carnet del gobierno.  A pesar de que la gente sigue buscando su cuidado. Las mujeres tienen confianza y respeta en ella, reconocen su sabiduría para que las atienda y les de consejos para el cuido de los bebés.  Aunque estas relaciones suceden en la práctica, tenemos que preguntarnos si la política está realizando sus metas. ¿Se debe cuestionar este carnet y sus consecuencias?  Aunque la política pretende de reconocer a las comadronas garantizando al mismo tiempo el cuidado de alta calidad, ¿discriminamos y arriesgamos a la una sabiduría ancestral?

Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Las comadronas son actores claves en Almolonga. Son parte fundamental en el desarrollo del municipio y también la nación. Los Acuerdos de Paz de 1996 dice: “Valorándose la importancia de la medicina indígena y tradicional se promoverá su estudio y se rescataran sus concepciones, métodos y prácticas” (Acuerdos de Paz 1996: 83). En consecuencia, es crítico que las comadronas no solo sean reconocidos por la comunidad sino también por las leyes. El futuro de Almolonga depende de ellas.

BIBLIOGRAFÍA

Gobierno de Guatemala y URNG. (1996). Acuerdos de Paz. Guatemala: Asamblea de la Sociedad Civil.

Pacay, M. (2012). El Don de Ser Comadrona. Revista: Amiga.

Ministerio de Salud Pública. 2015. Política Nacional de Comadronas de los cuatro Pueblos de Guatemala 2015-2025.

Municipio de San Pedro Almolonga. 2010. Plan de Desarrollo Municipal: Almolonga.

Pies de Occidente. (2001). El potencial de las comadronas en Salud Reproductiva. Quetzaltenango: Asociación para la promoción, investigación y Educación en Salud.

Pies de Occidente. (2006). Redes de Médicos Mayas en San Andrés Xecul. Quetzaltenango: Asociación para la promoción, investigación y Educación en Salud.

Ley de Maternidad Saludable. (2010). Decreto 32-2010, Artículo 17.

 

Ramona Elizabeth Pérez Romero es una mujer Maya Mam. Ella cumplió una Maestría en Gestión Social para el Desarrollo Local de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Guatemala (FLACSO-Guatemala) y una Maestría en Violencia Intrafamiliar y de Género en la Universidad de Costa Rica y Universidad Nacional. Posee una Licenciatura en Pedagogía de la Universidad Rafael Landívar de Quetzaltenango. Ella trabajó  como investigadora colaborando en el estudio de migración y retorno en Almolonga en 2016. 

 

The Role of Midwives in Almolonga

by Ramona Elizabeth Pérez Romero

In the municipality of Almolonga, midwives contribute a specialized ability to the community–they save lives. The people recognize that they are carriers of great ancestral knowledge, which they transmit from generation to generation. They maintain an integral relationship with individuals, initiated in the womb of a mother. However, to be recognized, they have undergone various struggles to counter discrimination by medical authorities and hospital personnel in support of their patients.

Midwife Office, Almolonga. Photo credit: Lauren Heidbrink

Midwife Office, Almolonga. Photo credit: Lauren Heidbrink

During my participation in a community-based study in Almolonga, I interviewed Maria Isabel, an 86-year-old midwife. She shared that midwives carry their mission since birth: “When I began to work, I would get very sick, but then I went to consult an elder, he told me I would be a midwife. That I would only improve [my health] if I fulfilled my destiny. My first birth was in Panajachel over 60 years ago...I do not know how to read or write, but thanks to God none [of the babies] have died on me” (Personal interview, June 4, 2016).

For the population, midwives fulfill a very important role. They consult with peopleproviding knowledge on methods of family planning, diagnosing and providing treatment for diseases, caring for women with prenatal care and treatments, and attending to women during and after birth. Also, people consult midwives on a number of social and cultural topics. They are a valuable resource as they know the local context and available resources in the municipality. “They understand the language of the locality, the culture, and the necessities of women; they do not measure the risks nor have limits in arriving at a location where they have to attend the work of birth, for this they are very loved and respected within communities” (Pacay 2012).

The midwives communicate in K’iche’, the primary language of the women and youth in Almolonga. This is important because communication in the same language creates trust and facilitates the search for a solution to multidimensional problems. According to the midwives, the youth in particular most frequently seek their support because they have questions and seek counsel, at times afraid or embarrassed to ask their parents. They explained that adolescents are at the stage of their youth where they look to be listened to by other people; sometimes not finding the trust they seek in their homes or with their parents. They look to midwives to discuss their problems and respond to doubts about their health. A 40-year-old midwife reflected: “This makes me feel satisfied because with this work I have felt very useful with my municipality, in supporting the young population in their sexual and reproductive rights.”

Health Center, Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

Health Center, Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

The director of Almolonga’s Health Center explained that four years ago, no women visited the health center to monitor their pregnancies. Now they do because of the role of midwives in advising them on their care, and now the Health Center sees more positive results. The midwives of the municipality maintain that their relationship with the Health Center is changing.

Returning from the market, Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

Returning from the market, Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

Before, midwives functioned without state regulation. However, in 2010, the Law of Healthy Maternity established a formal regulatory relationship between midwives and the Ministry of Public Health and Social Assistance. “The community and traditional providers provide maternity service at a first rate level, applying establishment norms and protocols…In the case of midwives, the Minister of Public Health and Social Assistance should coordinate in establishing a program for the instruction of trained and certified midwives at a technical level” (Pacay 2012).

In spite of best intentions, there is a need to verify that these laws are being implemented without adverse consequences and exclusions of midwives. One of the specific objectives of the National Policy of Midwives (Government Decree 102-2015) is: “To strengthen the active participation of midwives in accordance with the health system as one of the fundamental forms of recognizing the right to exercise ancestral practices and traditional medicine” (Política Nacional de Comadronas 2015-2025). In practice, midwives of Almolonga meet once a month, maintain a Ministry of Health-issued license, and document the births they attend.

Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

With the change to a regulatory policy, there are midwives, particularly elderly ones, who have automatically become unauthorized by the state to practice their vocation. Maria Isabel, the 86-year-old midwife has more than 60 years of experience, has not received a government-issued license. Yet people continue to seek her care. Women trust and respect her and recognize her wisdom to attend their births and to provide guidance in caring for their babies. While these relationships continue in practice, we must ask if the policy is realizing its stated aims. Should we question this license and its consequences? Although the policy claims to recognize midwives while ensuring high quality care, are we not discriminating against and risking ancestral knowledge?

Midwives are crucial actors in Almolonga. They are foundational to the development of the municipality as well as to the nation. The 1996 Peace Accords states: “Valuing the importance of indigenous and traditional medicine will promote its study and will recover its concepts, methods and practices” (Acuerdos de Paz 1996: 83). Thus, it is critical that midwives are not only recognized in practice by the community but also under the law. Almolonga’s future depends upon them.

Works Cited

Gobierno de Guatemala y URNG. (1996). Acuerdos de Paz. Guatemala: Asamblea de la Sociedad Civil.

Pacay, M. (2012). El Don de Ser Comadrona. Revista: Amiga.

Ministerio de Salud Pública. 2015. Política Nacional de Comadronas de los cuatro Pueblos de Guatemala 2015-2025.

Municipio de San Pedro Almolonga. 2010. Plan de Desarrollo Municipal: Almolonga.

Pies de Occidente. (2001). El potencial de las comadronas en Salud Reproductiva. Quetzaltenango: Asociación para la promoción, investigación  y Educación en Salud.

Pies de Occidente. (2006). Redes de Médicos Mayas en San Andrés Xecul. Quetzaltenango: Asociación para la promoción, investigación y Educación en Salud.

Ley de Maternidad Saludable. (2010). Decreto 32-2010, Artículo 17.

Ramona Elizabeth Pérez Romero is a Mam-Maya woman. She completed her Masters in Social Management in Local Development from Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Guatemala (FLACSO-Guatemala), and a Masters in Interfamilial Violence and Gender at the University of Costa Rica and National University. She holds a bachelor’s degree in Pedagogy from the University of Rafael Landívar in Quetzaltenango. She worked as a researcher collaborating in the study of migration and return in Almolonga in 2016. 

For the previous blog in the series: Catarina Chay Quiej: A la Intersección de Género, Relaciones Familiares y Migración/At the Intersection of Gender, Family Relationships and Migration

For the next blog in the series: Angélica Mejía: La Resiliencia: Generador de movilización y auto-crecimiento/ Resilience of Youth without Parental Care

A la Intersección de Género, Relaciones Familiares y Migración/At the Intersection of Gender, Family Relations and Migration

Por Catarina Chay Quiej

(English translation below. For additional posts in this series, visit: "Migration and Belonging.")

Aunque conocido como el país de la eterna primavera con un ecosistema rico, Guatemala sufre de desigualdad socioeconómica extrema, con altos niveles de desnutrición, limitadas oportunidades de empleo, y exclusión de género, entre ellos la violencia contra la mujer, femicidio, racismo y exclusión social. Como revela nuestra encuesta comunitaria en Almolonga, la migración también es prevalente. Para algunas familias, es la única opción a pesar de la incertidumbre tremendano solo en los peligros del viaje, pero también, los riesgos de la desintegración familiar a largo plazo. 

Casa de remesas, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Casa de remesas, Almolonga. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

En nuestra encuesta, los padres cuentan de experimentar una presión psicológica y emocional para proveer las condiciones adecuadas para el desarrollo saludable de los hijos y su familia. Entre las limitadas opciones, buscan la mejor alternativa considerando factores como la educación, conseguir un empleo, ahorrar sus ingresos, y mandar remesas. Las familias buscan las oportunidades de comprar terreno, construir una casa, amueblarla, agenciarse de electrodomésticos que facilitan la vida, y dar una buena educación a los hijos. Este es el mejor escenario.          

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Vehículos en Almolona. Créditos fotográficos:  Giovanni Batz

Como encontramos en Almolonga, a veces la realidad es bastante diferentellena de riesgo, deuda, pérdida y con pocas garantías. Los que quedan, quedan angustiados al ver como su querido se obliga a las incertidumbres del viaje. En los casos más tristes, sus queridos terminan desaparecidos o muertos. En otras ocasiones, aunque el migrante llega a su destino, la llegada viene con una mezcla de emociones dado a los traumas y la violencia que sufren en el camino mientras que felizmente celebran una llegada como un gran logro. Las familias nos dijeron que, si bien el migrante busca conseguir rápidamente un empleo, la familia que queda lucha para subsistir y pagar su deuda migratoria hasta cuando las primeras remesas llegan. Varias de las mujeres que entrevistamos describen que viven en la casa de los suegros sin sus esposos resultando en su pérdida de privacidad y libertad de realizar actividades que beneficien su entorno social, emocional o familiar. Algunas mujeres describieron ser vigiladas constantemente y ser víctimas a explotación laboral de parte de sus suegros; al llegar las remesas, los suegros se apropian del dinero, no permiten que sean autónomas ni independientes.

Si bien la migración puede contribuir a mejores condiciones económicas y materiales, también puede transformar las estructuras familiares cambiando los roles típicos de género. Como nos encontramos en nuestro estudio, cuando el padre de familia migra, las madres se quedan como cabezas de la familia, asumiendo responsabilidades de sustento económico de la familia y de lidiar con la educación de los hijos. En estos casos, las madres cuentan que trabajan de más para cubrir los gastos familiares, deudas y, a veces, para enviar remesas inversas; es decir, algunas mandan dinero al esposo en Estados Unidos mientras este se establece. En Almolonga, nos encontramos mujeres también que migran, luchando para mejorar sus situaciones económicas. Sin embargo, la migración también trae sus riesgos. Según los entrevistados, las mujeres son más vulnerables a sufrir violaciones, robos, enfermedades, discriminaciones, y sufrimientos.

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Muñecas en Escuela. Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Entre las mujeres que permanecen en Almolonga, algunos describen que buscan una pareja extramarital o formalizan una nueva relación sentimental para apoyarlas. En algunas situaciones, estas relaciones resultaron en un descuido de sus hijos o una separación de sus esposos que también buscan otras parejas en los Estados Unidos, dejando de apoyar a sus hijos que permanecen en Guatemala.  

En resumen, los riesgos de la migración son significativos y múltiples y las consecuencias de la migración son profundas. Desde la violencia a la deuda a los cambios en los roles de género a la desintegración familiar, la migración trae tanto cambios estructurales como cambios íntimos en la vida de las familias, cambios importantes que merecen un examen más detallado.

 

Catarina Chay Quiej es estudiante de la Universidad Rafael Landívar-Quetzaltenango en la carrera de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Ella ha trabajado en su comunidad en la Municipalidad de Zunil con grupos de mujeres indígenas a través de capacitaciones en sus derechos e incidiendo en la participación ciudadana. Ella trabajó como investigadora colaborando en el estudio de migración y retorno en Almolonga en 2016.  

 

At the Intersection of Gender, Family Dynamics and Migration

by Catarina Chay Quiej

Although known as the land of eternal spring with a rich ecosystem, Guatemala suffers from extreme socio-economic inequality, with high levels of malnutrition, limited employment opportunities, and gender exclusion, among them violence against women, femicide, racism and social exclusion. As our community-based survey in Almolonga revealed, migration is also prevalent. For some families, it is the only option in spite of the tremendous uncertainty--not only the dangers of the journey but also, the risks of family disintegration over the long-term.

Remittance home, Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

Remittance home, Almolonga. Photo credits: Lauren Heidbrink

In our survey, parents report feeling the psychological and emotional pressure to provide adequate conditions for the healthy development of their children and families. Within the limited options, they search for the best alternativein many cases migrationconsidering factors such as education, securing employment, saving earnings, and sending remittances. Families search for opportunities to buy land, build a house, furnish it, acquire appliances that make life easier, and, importantly, to secure a good education to their children. This is the best scenario.

Vehicles in Almolonga. Photo credits: Giovanni Batz

Vehicles in Almolonga. Photo credits: Giovanni Batz

As we found in Almolonga, sometimes the reality of families with migrants is quite differentfilled with risk, debt, loss and few guarantees. Those that remain are anguished as their loved ones undertakes the uncertainties of the journey. In the saddest situations, their loved one ends up missing or dead. At other times, although the migrant arrives at his or her destination, the arrival is met with mixed emotions given the traumas and violence experienced en route while happily celebrating one’s arrival as a great achievement. Families told us that while the migrant seeks to quickly secure employment, they struggle to survive and to now pay the additional migratory debt until the first remittances arrive. Several interviewed women described that living without their spouse in the home of their in-laws has resulted in a loss of privacy and freedom from activities that benefit their social, emotional, and familial surroundings. Some women describe being constantly surveilled and others describe their in-laws exploiting their labor; when the remittances arrive, the in-laws seize the money, not allowing for autonomy or independence.

While migration may contribute to improved economic and material conditions, it may also transform family structures by changing the traditional gender roles. As we found in our study, when a father migrates, the mother who remains may become head of the family, assuming responsibility for the economic livelihood of the family and directing their children’s education. In these instances, mothers explained that they work more to cover the family expenses, pay debts, and at times send inverse remittances; that is, some women described sending money to the husbands in the United States until he got settled. In Almolonga, we encountered women who migrate as well, struggling to improve their economic situation. However, their migration also comes with risks. According to interviewees, women are more vulnerable to experiencing rape, robbery, illnesses, discrimination, and hardship.

Dolls in a school. Photo credits: Lauren Heidbrink

Dolls in a school. Photo credits: Lauren Heidbrink

Among women who remain in Almolonga, some describe looking for an extramarital partner and/or building new emotional relationships to support them. In some situations, these relationships resulted in neglect of their children or a separation from their husbands who also may have established new relationships or families in the United States, neglecting to support their children who remain in Guatemala.

In sum, the risks of migration are significant and multiple and the consequences of migration are profound. From violence to debt to shifting gender roles to family disintegration, migration brings both structural and intimate changes in the lives of families, important changes that warrant closer examination. 

 

Catarina Chay Quiej is a student of the Universidad Rafael Landívar-Quetzaltenango studying International Relations in the Political and Social Sciences department. She has worked in her community in the municipality of Zunil with groups of indigenous women through workshops on their rights and the importance of civic participation. She worked as a researcher collaborating in the study of migration and return in Almolonga in 2016. 

For the previous blog in the series: Alejandro Chán: Almolonga: una interpretación a partir de la migración a Estados Unidos/ Almolonga: an interpretation of migration to the United States

For the next blog in the series: Ramona Elizabeth Pérez Romero: El Papel de las Comadronas de Almolonga/The Role of Midwives in Almolonga

Migration and Belonging: Narratives from a Highland Town

by Lauren Heidbrink

(Spanish translation below)

Photo credits: Lauren Heidbrink

Youth Circulations is honored to showcase the important contributions of Guatemalan scholars in a new multilingual series entitled “Migration and Belonging: Narratives from a Highland Town.” This 7-part series emerges from a longitudinal study on the deportation and social reintegration of youth in Guatemala and Southern Mexico. With generous funding from the National Science Foundation, an interdisciplinary team conducted ethnographic and survey research in Almolonga, a K’iche’ community in the Department of Quetzaltenango.

Photo Credits: Lauren Heidbrink

Like many highland communities of Guatemala, Almolonga has been intensely impacted by migration and deportation over the past three decades. Known as the “breadbasket” of Central America, Almolonga is a peri-urban community that enjoys a thriving agricultural economy. Employment opportunities are abundant and include harvesting multiple seasons of crops, selling in local markets, and commerce activities to Mexico and El Salvador. In fact, Almolonga has experienced a population surge, in part due to internal migration to Almolonga by Guatemalans seeking employment. Known for a strong evangelical church, there is also notable institutional leadership. And yet in spite of these promising aspects, poverty remains significant, social inequality pronounced, alcoholism pervasive, and livable wages scarce. Heralded as an alternative to migration because of its employment opportunities, Almolonga continues to experience significant out migration to the U.S., primarily to bedroom communities of Portland, Oregon where there has been a relatively well-established Almolonguense community since the 1990s. As we learned in our research with households and community leaders in Almolonga, the impacts of migration and deportation are pervasive and enduring.

We offer a window into this complex landscape through “Migration and Belonging” which features blogs, poems, and reflections from an interdisciplinary research team conducting a household survey in Almolonga. Each piece is immediately informative about global youth, migration, health and well-being, belonging, and the effects of deportation across geographic space. And when taken together, this collection offers a rich, multifaceted account of a community impacted by colonialism, state violence, and the profound impacts—both historic and contemporary—of migration moving between intimate, community, and transnational levels.

“Migration and Belonging” likewise confronts the reader with questions about audience, voice, and translation. How does this series, at once heartfelt and artistic, reach an academic audience—or is it forever relegated to the blogosphere? What is gained and lost in translation? In our final blog of the collection, Celeste Sánchez, Giovanni Batz, and I reflect on these and other questions that arose during collaborations with our research team.

Please visit Youth Circulations (or subscribe) to receive the following weekly blogs in our series:

(Left to right) Back row: Alejandro Chán, Amparo Monzón, Angélica Mejía, Giovanni Batz, Lauren Heidbrink, and Celeste Sánchez. Front row: Catarina Chay Quiej, Ramona Elizabeth Pérez Romero, Sandra Elizabeth Chuc Norato.

Lauren Heidbrink is an anthropologist and Assistant Professor of Human Development at California State University, Long Beach. She is author of Migrant Youth, Transnational Families, and the State: Care and Contested Interests (University of Pennsylvania Press, May 2014). She currently the PI on a multi-year NSF Law and Social Sciences grant investigating the deportation and social reintegration of youth in Guatemala.

 

Migración y Pertenencia: Narrativas de un pueblo del altiplano

por Lauren Heidbrink

Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Youth Circulations tiene el honor de mostrar las contribuciones importantes de los eruditos guatemaltecos en una nueva serie multilingüe titulada “Migración y Pertenencia: Narrativas de un pueblo altiplano.” Esta serie de siete partes surge de una investigación longitudinal sobre la deportación y la reintegración social de jóvenes en Guatemala y el sur de México. Con apoyo generoso de la National Science Foundation, un equipo interdisciplinario hizo una investigación etnográfica y una encuesta comunitaria en Almolonga, una comunidad K'iche' del Departamento de Quetzaltenango.

Créditos fotográficos: Lauren Heidbrink

Como muchas comunidades del altiplano de Guatemala, Almolonga ha sido impactado intensamente por la migración y la deportación durante las últimas tres décadas. Conocida como el "granero" de Centroamérica, Almolonga es una comunidad periurbana que goza de una próspera economía agrícola. Las oportunidades de empleo son abundantes e incluyen cosechas múltiples, la venta en mercados locales, y comercio con México y El Salvador. De hecho, Almolonga ha experimentado una oleada de población, en parte atribuido a la migración interna por parte de guatemaltecos que buscan empleo en Almolonga. Conocido por una iglesia evangélica predominante, también hay un liderazgo institucional bien establecido. Sin embargo, a pesar de estos aspectos prometedores, la pobreza sigue siendo significativa, la desigualdad social pronunciada, el alcoholismo penetrante y los salarios dignos escasos. Proclamada como una alternativa a la migración por sus fuentes de empleo, la migración de Almolonga hacia los Estados Unidos continúa, principalmente a las comunidades dormitorio de Portland, Oregón, donde hay una comunidad Almolonguense bien establecida desde los años noventa. Como hemos aprendido en nuestra encuesta comunitaria y con líderes comunitarios en Almolonga, los impactos de la migración y la deportación son omnipresentes y duraderos.

Ofrecemos una ventana a este complejo paisaje a través de "Migración y Pertenencia", que cuenta con blogs, poemas y reflexiones de un equipo interdisciplinario dirigiendo una encuesta de hogares en Almolonga. Cada contribución es inmediatamente informativa sobre la juventud global, migración, salud y bienestar, pertenencia y los efectos de la deportación a través del espacio geográfico. Esta colección ofrece un relato abundante y multifacético de una comunidad impactada por colonialismo, violencia estatal y los impactos profundos—tanto históricos como contemporáneos—de la migración que se mueve entre niveles íntimos, comunitarios y transnacionales.

"Migración y Pertenencia"también enfrenta el lector con preguntas sobre audiencia, voz, y traducción. ¿De qué manera esta serie, a la vez sentida y artística, llega a una audiencia académica—o está siempre relegada a la blogosfera? ¿Qué se gana y se pierde en la traducción? En nuestro blog final de la colección, Celeste Sánchez, Giovanni Batz, y yo reflexionamos sobre estas y otras preguntas que surgieron durante las colaboraciones con nuestro equipo de investigación.

Por favor visite Youth Circulations (o suscríbase) para recibir los siguientes blogs semanales en nuestra serie:

(De izquierda a derecha) Fila posterior: Alejandro Chán, Amparo Monzón, Angélica Mejía, Giovanni Batz, Lauren Heidbrink, and Celeste Sánchez. Primera fila: Catarina Chay Quiej, Ramona Elizabeth Pérez Romero, Sandra Elizabeth Chuc Norato.

Lauren Heidbrink es antropóloga y Profesora Asistente de Desarrollo Humano en California State University, Long Beach. Es autora de Migrant Youth, Transnational Families, and the State: Care and Contested Interests (University of Pennsylvania Press, May 2014). Actualmente es investigadora principal de una beca plurianual de NSF Law and Social Sciences que investiga la deportación y la reintegración social de los jóvenes en Guatemala.

For the next blog in the series: Amparo Monzón: Botas Negras/Tuqxajab’ q’eq/Black Rubber Boots